PEQUEÑA PRINCESITA.

Mi pequeña princesita
de grandes ojos brillantes,
acompañas todos mis días
con una sonrisa gigante.
Pimpollo de blanca margarita
que por crecer te deshojas,
te acurrucas sobre mi pecho
que luego con tus lágrimas mojas.
Estás creciendo muy rápido
mi hermosa princesita...
ya no precisas mis manos,
las tuyas hacen todo solita.
Quisiera detener el tiempo
para que te quedes conmigo,
pero sé que debes despegar;
hacer tu propio camino.
Cuídate, hijita mía,
la vida es muy peligrosa.
Seguro que de la mano del bien
siempre saldrás victoriosa.